Un silencio, casi inquietante entrecortado por algún que otro relincho de los caballos que pastan imperturbables en los campos. Se apagó el incesante y alegre brouhaha de los últimos meses. Una calma extraña como la que sique a la tormenta o incluso la que precede al huracán.
Desde el 19 de junio y hasta el pasado domingo, cerca de 300 niños, que han asistido a nuestros campamentos hípico-lingüísticos, cual alegres torbellinos venidos de los cinco continentes, han convertido el centro en un hervidero de actividades, físicas y mentales, de risas y trabajo, con el caballo como tema central. Han venido a aprender, a disfrutar, practicar y mejorar la técnica y sobretodo la comunicación con el caballo. A aprender su idioma. Además de inglés, francés y español para extranjeros.
Hemos dicho adiós a la última tanda, pero esta vez también a los profesores, instructores, monitores que al igual que los alumnos han venido desde Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina, España y hasta de Albacete!! Regresaron a su vida anterior, lejos de Jaca, donde cada verano creamos una burbuja mágica, ajena a un mundo no siempre amable.
Claro que todas estas amazonas y jinetes que han pasado por nuestro campamento nos han dejado exhaustos y con necesidad de unos días de asueto para reponer energías. Pero muchas han sido las alegrías y los buenos momentos que nos han aportado todos estos jóvenes apasionados del caballo y de su mundo. Han llegado desde los puntos más lejanos. De Sudáfrica, como Emmanuelle o Kenza y Tristán, o de Estados Unidos como Lise y Jonah, y Cordelia, de Qatar como las hermanas Brown, desde las Islas Cayman, como Freya, de la Guayana Francesa, como Celian, y de Haití y por supuesto de numerosos países europeos y americanos. Y los de siempre como Ayla o Inés. O Manon y Anja. O Maite. O Ainhoa. O Dominique…O Juliette, Jonah, Anaelle..No haremos la lista, que sería interminable, pero sabed que todos habéis dejado un poquito de vosotros aquí, en este rincón privilegiado del Pirineo aragonés. Un lugar mágico, junto al río Aragón, lejos de los desafíos de la vida, y de sus sobresaltos.
Durante el verano cerramos las puertas al campo, creamos nuestra particular burbuja y nos olvidamos que la vida no es tan maravillosa como podría ser. Algunas noticias nos llegan, y no tan optimistas como la superación de los atletas en los Juegos Olímpicos. Nos enteramos, incluso cerrando los ojos y tapándonos los oídos para no saberlo, que también durante nuestro especial verano de caballos y naturaleza, el Mal ronda, en forma humana a veces; otras, como el reciente terremoto de Italia, como si la madre tierra quisiera castigarnos por tanto abuso.
Porque somos conscientes de que a pesar de todo el empeño por construir una burbuja ideal, donde la empatía, la camaradería y el amor por los animales y por nuestros semejantes sea la base desde la que empecemos a edificar este pequeño mundo, no siempre se consigue. ¡Y que el que esté libre de culpa tire la primera piedra!
Imposible despedirse sin una mención muy especial para el fantástico equipo humano -además del animal- que se ha dejado la piel, entregando lo mejor de cada uno, para conseguir que nuestro campamento sea conocido y reconocido en el mundo entero. Gracias profesor@s, monitor@s, instructor@s, personal de apoyo, de ayuda, de mantenimiento. Ha sido sin duda el mejor equipo que hemos juntado desde nuestros inicios hace ya más de ocho años.
Esperamos poder contar con vosotros nuevamente el año próximo, con vuestro saber hacer, vuestro entusiasmo, vuestro buen humor y cariño, vuestras ganas de disfrutar y de hacer disfrutar.
Hasta el año que viene. Arrivederchi. See you. A bientôt. Auf wiedersehen. Dasvidania.